jueves, 26 de julio de 2012

¡Viva el azufre!


En el instituto tuve un profesor que gustaba de utilizar el azufre en la mayoría de sus ejemplos de formulación. Fueron muchísimas las bromas que hicimos los amigos a este respecto hace años relacionándolo con su extraña apariencia. Pero con el final de aquella época sólo lo recordaba en las ocasionales charlas con esos amigos sobre nuestra época adolescente.

Hace tiempo recibí un mail con un título tan críptico como interesante: "Al final, resulta que el puñalo tenía razón...‏". Este profesor tenía el mote de "Puñalito" o "Puñalo", porque uno de sus apellidos era Espada, y él era bastante bajito. El remitente no suele enviarme mails en cadena ni otros que consten en simples chistes a menos que merezcan verdaderamente el tiempo invertido en verlos, así que lo abrí y me encontré con una teoría del origen de la vida bastante peculiar.

La teoría en cuestión está construida sobre la base del descubrimiento de una biosfera particularmente fértil en el subsuelo. Si se tiene en cuenta que la vida posee la capacidad de florecer por debajo de la superficie, no parece descabellado pensar que su origen tiene que encontrarse precisamente en un entorno subterráneo. Los primeros organismos vivos se habrían originado en temperaturas superiores a 100 grados centígrados y se habrían alimentado de compuestos sulfurosos. Continúa diciendo esta teoría que la actual vida en la Tierra no sería otra cosa que una adaptación excéntrica a las condiciones ambientales.

Lo cierto es que el oxígeno se empezó a producir como desecho del sistema digestivo de las primitivas bacterias y fue llenando poco a poco la atmósfera. Lo que es indispensable para nosotros, para los seres vivos de aquella época era un veneno (mi amigo termina el mail comentándome si nuestro antiguo profesor no sería un descendiente directo de las primeras bacterias que comían azufre...).

Reconozco que todos estos temas del origen de la vida me atraen mucho, y seguramente hablaré de alguna otra más adelante.

PD: La foto pertenece al "Muñeco de azufre", una curiosa figura que se encuentra en el Valle del infierno, en la Prefectura de Toyama, Japón.

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